María Edwards Mac-Clure

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About María Edwards Mac-Clure

Es la primera mujer latinoamericana en ser distinguida por Yad Vashem, máxima autoridad israelí para el recuerdo de mártires y héroes del Holocausto, por la salvación de niños judíos durante los años de la ocupación nazi en París.

Juan Antonio Muñoz H.

Casi arde París. Plena ocupación alemana. La Resistencia en vilo. Los artistas de la Comedie Francaise arriesgan su vida en barricadas. Francia partida en dos; de una parte, los que creían en el régimen extranjero ocupador, y de otra, los que estaban dispuestos a todo con tal de preservar la república y la libertad.

El escenario es un departamento en París. Golpes en la puerta. La Gestapo. Los atiende una mujer de mediana edad, muy blanca, de grandes ojos café y pelo castaño. Los visitantes quieren saber nombres: quiénes son los ayudistas de la Resistencia francesa en aquella casa, a quiénes han salvado. La mujer calla. Asegura no saber nada. La Gestapo no le cree. Insisten en el interrogatorio. Nada. Ella se mantiene firme: no hablará. Entonces la llevan hasta el baño y la sumergen en una tina con agua helada enfriada con hielo. "Camas de agua", define David Feuerstein, presidente de la Sociedad Chilena para Yad Vashem. "Tortura", confirma su nieta Solange Phillips Errázuriz.

Ni siquiera así pueden lograr que confiese.

La Gestapo parte derrotada. María Edwards Mac Clure, una chilena de esas que fueron ciudadanas europeas, los había vencido otra vez. Fue detenida e interrogada muchas veces. Llevaba tiempo ya asistiendo enfermos en el Hospital Rothschild, donde la llevó una amiga suya, Claire Heyman. Desde ahí comenzó la misión que marcó su vida: salvar niños judíos de la ocupación nazi.

La cruzada de los niños

El Hospital Rothschid recibía guaguas que habían sido separadas de sus padres y que estaban condenadas a morir en campos de exterminio. Su amiga Claire le avisaba cuáles eran los niños de origen judío y ella, a escondidas, los sacaba del lugar ocultos dentro de paquetes de diario ahuecados especialmente. ¿Su destino? Un orfelinato católico donde les cambiaban los nombres para ocultarlos o, simplemente, la frontera.

Estuvo en la Resistencia entre 1942 y 1944. Su "chapa" era ME: María Edwards o Madame Errázuriz. Se calcula que salvó entre 8 y 10 pequeños. "Puede que la cifra no parezca relevante, pero para nuestro pueblo es mucho", dice Feuerstein.

Uno de ellos, Marcel Frydman (hoy de 66 años), fue quien se contactó con el consulado chileno en Francia preguntando por descendientes de la señora María Edwards. Junto a él, Betty Frejdrach, que salió del hospital oculta entre las ropas de María. Frejdrach relata que cuando ella tenía unos siete años, el orfelinato la llevó a pasar unos días en casa de María Edwards. Ahí la niña vio un reloj de diamantes. Precioso. Le gustó tanto que María le dijo: "Si aprendes a ver la hora, te lo regalo". Por supuesto, Betty aprendió. Hace unos años, extrajo los diamantes de aquel reloj y se hizo con ellos un anillo que no se saca nunca.

Quienes han hurgado en su historia dicen que ella quiso adoptar a un niño, de nombre Samy, pero que no pudo hacerlo.

A Tierra Santa

"La historia es increíble", comenta Bárbara Phillips Errázuriz, hermana de Solange:

"Con mi hermana vamos a clases de yoga. Ahí conocimos a Javiera Fernández, hija de Juan José Fernández, un señor que, por algunos vínculos diplomáticos, fue contactado por el consulado de Chile en Francia para saber si había descendientes de mi abuela. Ella nos preguntó si teníamos algo que ver y, claro, dijimos que sí".

Fue el primer tramo de un camino que lleva hasta la condecoración póstuma de María Edwards Mac Clure, la primera mujer latinoamericana en ser reconocida como "Justa entre las Naciones" por Yad Vashem, máxima autoridad israelí para el recuerdo de los mártires y héroes del Holocausto.

"Su nombre ya está en el memorial de París destinado a quienes colaboraron con la Resistencia y estará también en Yad Vashem en Jerusalén, junto a Oskar Schindler y a Raoul Wallenberg, entre tantos otros", cuenta orgullosa Solange. "Es algo muy especial porque esta distinción recae por primera vez en una latinoamericana. Está destinada a aquellas personas que han puesto en riesgo su propia vida y que han salvado a niños judíos, pero además, a personas que fueron torturadas por hacerlo".

A María nada la amilanaba. Al contrario, si iban por ella era tenaz en su defensa. David Feuerstein cuenta que un día el propio Hermann Goering fue a requisarle un tapiz mapuche que para ella tenía un gran valor pues se lo había regalado su mayordomo. "Los alemanes lo querían porque el diseño mapuche tenía alguna relación con la svástica. Ella le respondió que por ningún motivo lo entregaría, que tendrían que matarla antes de hacerlo".

Con García Lorca y el Padre Hurtado

Reconstruir la vida de María Edwards no es fácil. Es una historia que incluso sus nietas conocen a retazos. Se sabe que nació en Santiago el 11 de diciembre de 1893 (según consta en los anales de Recoleta) y que fue la hermana menor de Agustín Edwards Mac Clure. Hija de Agustín Edwards Ross y de María Luisa Mac Clure, se casó con Guillermo Errázuriz Vergara, hijo de Blanca Vergara, dueña de la famosa quinta viñamarina, con quien tuvo en 1916 a María Angélica Errázuriz Edwards, madre de Bárbara, Solange y Alexandra Victoria (quien vive en La Serena).

"La abuelita tenía una corazón enorme, era generosa, estaba dispuesta a darlo todo por los demás. Era una mujer creyente, pero yo no diría que religiosa. No era para nada convencional. Una mujer de mucha lectura, dedicada a las manualidades. Le gustaba coser, tejer y hasta hacía empastes de libros. La cocina no era su fuerte".

Tras la temprana muerte de su marido envió a Chile a su hija María Angélica junto a una nodriza española, Aureliana Causín, quien estuvo siempre junto a ella y también junto a sus tres nietas. "La Aureliana era como de nuestra familia. De hecho, está sepultada junto a nuestra abuela y a nuestra madre, que murió en 1965, en el mausoleo de Blanca Vergara en el Cementerio Católico de Santiago. La Aureliana se casó con Abdón Fernández, quien era chofer y que también está en esa tumba. Era hermana de la Encarnación, que durante años fue la cocinera de El Mercurio, cuando el diario estaba en calle Compañía", dice Solange.

Bárbara relata que su abuela era una mujer de muchas relaciones: "Conoció a Federico García Lorca, quien le dedicó un poema; y también al Padre Hurtado". Solange entonces recuerda:

"La abuelita contaba que el santo chileno llegaba a su casa en París y le decía: 'Mariquita, vengo aquí a respirar, a tomar aire; es tanta la pobreza en Chile...'".

Esas amistades hicieron que su forma de ver el mundo siempre tuviera en cuenta a los más necesitados. "Tenía muchos amigos, de todos los estratos. Su único norte fue ayudar".

El 2 de septiembre de 1953 el gobierno de Francia, por su apoyo a la Resistencia, le concedió la condecoración como Gran Canciller de la Legión de Honor, con el grado de Caballero, según consta en el registro 695 de la Legión.

Tardes en el Villa Real

Tras el temprano fallecimiento de Guillermo Errázuriz, María Edwards contrajo matrimonio con Jacques Feydeau (hijo del comediógrafo Georges Feydeau, autor de "La pulga en la oreja" y "Ocúpate de Amelia"), quien era parte de la Resistencia, que la introdujo en ella y en el servicio social y que también recibió la Legión de Honor. Luego, "vivió sola durante bastante tiempo en París, hasta su regreso en 1957 o 1958", recuerdan sus nietas en medio de una nebulosa de fechas.

"Cuando éramos chicas no teníamos muchas comodidades. Y cuando nuestra abuela venía era una maravilla. Nos traía los juguetes más hermosos. Siempre me acuerdo de una gran casa de muñecas, preciosa, con todos sus detalles, totalmente alhajada", dice Solange.

"Su casa en Santiago estaba en la calle Bucarest, muy cerca de la nuestra. Ahí vivió sus últimos años. Casi siempre vestía de traje sastre y le gustaba la comida francesa. En ese tiempo, le gustaba almorzar en el Capulín, un pub 'medio mexicano' que había en Orrego Luco con Providencia. Me acuerdo de las sillitas de mimbre y del retrato de Zapata. Un lugar muy simpático. Iba ahí todos los domingos, cuando no tenía servicio en la casa".

"Después lo cambió por el Villa Real, al lado del cine Oriente".

María Edwards Mac Clure falleció el 8 de junio de 1972 en la Clínica Santa María, producto de un edema pulmonar agudo. Eran las 18:50. Atardecía.

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María Edwards Mac-Clure's Timeline

1893
December 11, 1893
1917
December 7, 1917
1972
June 8, 1972
Age 78
Santiago, Región Metropolitana, Chile